Thursday, February 28, 2008

Renuencia a renunciar...


"Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario."



Este fragmento formaba parte de una carta que el Che escribió a sus hijos, hace ya varios años.

Creo que el problema no es la escasez de empatía. Vamos, no creo que sólo haga falta sentir el dolor del otro e indignarse por las injusticias que sufre. Eso ya duele e indigna todos los días, todos. No en balde una consecuencia de la evolución de nuestra sociabilidad es la gran capacidad que tenemos de ponernos en los pies de los demás, es decir, la teoría de la mente.

Pero aún así, con ese dolor de la injusticia realizada contra cualquiera a cuestas, no se ve una reacción. Es casi como cuando uno va al cine a ver una película de ficción: durante los aprox. 120 minutos que dura la película, uno se siente plenamente identificado con uno o varios personajes, y con la trama, tanto que hasta puede llorar, enojarse o carcajearse. Y al momento de abandonar el cine cuando se ha terminado la película, vuelve uno a la realidad, a la pasividad de corazón, y de ideas.

Lo que creo que sí hace falta -y nos hace falta a muchos- es una suerte de renuncia; es un tipo especial de renuncia, uno que implica de cada uno de nosotros, alejarnos -en distintos grados- de nuestras "zonas de confort".

Pero tenemos que recordar que, como todas las actividades comprometidas del ser humano, la posibilidad de renunciar también es un proceso de decisión, y en esa decisión va la libertad. Así que honremos la libertad que cada quien tiene de tomar una decisión, incluso cuando existan muy pocos que la ejercen. Incluso cuando haya muchos que, como dice Fromm, temen a la libertad; incluso cuando los haya quienes le cargan la responsabilidad de la lucha a otros grupos; incluso cuando los haya quienes prefieren voltear la vista y el corazón antes que ver de frente al otro, a la otra.

Por eso, creo que una de las tareas más grandes es, a la par de respetar la libertad del otro, entrarle a la tarea de la transformación personal. Y para eso terminaré con otra cita del Che:

"El hombre debe transformarse al mismo tiempo que la producción progresa; no realizaríamos una tarea adecuada si fuéramos tan sólo productores de artículos, de materias primas y no fuéramos al mismo tiempo productores de hombres."